Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

« El Abogado del Diablo | Página de inicio | ¡Se acabó...! »

07/06/06

Español y catalán, del Barça y la selección

¿Ves en esto una contradicción? ¡Pues toma! ¡Ahí va un capón!
*¡plaf!*

Política y fútbol no se deben mezclar. Bueno, no con las comidas ni los recién conocidos, diría yo; añadiendo la religión, pero eso son otros derroteros. Yo los mezclo porque ahora que viene el Mundial me apetecerá comentar bastante de fútbol y aprovechando la coyuntura aclaro un poco sobre mis sentimientos nacionales. Y ya de paso también, aclarar cómo iba a estar de acuerdo en que política y fútbol no deben mezclare: están unidos, no de un modo excesivamente estrecho institucionalmente, pero sí indisolublemente en el ámbito popular. Así que yo no mezclo nada; me lo encuentro ya todo bien entrelazadito.

Español y catalán. Pues sí. Español de sangre y catalán de tierra. Manchego por vía paterna (del mismo Albacete) y andaluz por la materna (léase Málaga). Nací en Barcelona, he crecido en Cataluña, me he formado académicamente en catalán. Soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero… ¡y qué le voy a hacer si yo nací en el Mediterráneo!

España es una patria -o un estado diría yo más bien, a estas alturas- inestable, oscilante incluso. Patria de poetas caballeros; de asesinos de poetas, asoladores de civilizaciones, torturadores de animales, que nunca sin embargo ha sabido decantarse en uno de estos dos polos. “O Juanito o Juanón”, se dice, y es que no conocemos el término medio. No ha habido nunca en ella, desde que es España, una unión en sus pueblos, ni ha habido tampoco un consenso sensato y duradero en su gobierno, si bien, de haberlo sido, habría sido mayormente el de torturadores, asoladores y asesinos, y no de caballeros; pero así habría de haber sido en la Europa de los gentlemen que esclavizaron media África y Asia, o de los arios del holocausto, o los chauvinistas que siguen pensando que el extranjero es una copia barata de su nación.
Decía que España no es una patria y luego la llamaba patria. Bueno, es esta patria que no es una patria sino un estado informe.
Y Cataluña es una nación. Sólo hay que conocer cualquiera de sus ciudades para cerciorarse. Una nación a ratos inventada por los gobiernos, cultivada hoy día con cierto contagio del chauvinismo vecino, -“parlo sense vergonya, parlo català…” y un largo etcétera-, pero que desde sus orígenes históricos hasta su sumisión medium_segadors.jpgmilitar al gobierno español se ha empecinado tenazmente en la conservación del sentimiento nacional, y habiendo mantenido su salud como lo ha hecho contra vientos y mareas -perscuciones y censuras reiteradas por parte de un gobierno sin orden ni concierto como viene siendo el de Madrid en los últimos siglos-, es del todo innegable que el sentimiento de este pueblo sólo puede ser el sentimiento de una nación, de un país, de una patria, en un sentido mucho más claro y diáfano que el de la propia España, que es un ensamblaje militar y político, y una quimera del ingenuo y del ignorante, que por su identificación con su estado no saben ni distinguir ya entre país y estado, y hay quién llama dialecto al gallego o quien o se aferra a cualesquiera argumentos para negar una realidad que sólo puede ser la de llamar pan al pan y nación a la nación, por vete a saber tú qué vestigios de supercherías de pueblos torturadores de animales.
Así que claro, soy español; no del estado español, como todos los catalanes -de forma similar a que los catalanes somos europeos, y los españoles somos europeos-, sino de raza española, porque mis orígenes están en la inmigración de quienes venían de pueblos que se sentían españoles a esta región de España que al tiempo que región del estado es una nación, y habiendo nacido en ella, soy ciudadano de Cataluña, nacido y crecido en esta tierra. Negar pues mi sangre española resulta flagrante. Pero, ¿qué es la sangre? Me enorgullezco de mis orígenes pero ya, a estas alturas, hablar de naciones, o peor aún, de razas, me recuerda a los holocaustos y los campos de algodón, y quien piense que soy menos catalán por mi sangre me remite a los arios y los yankis, así como quien piense que no puedo sentir con orgullo mis raíces españolas por sentirme también catalán no tiene ni puta idea de lo que significan ciertas palabras, y tal vez ni siquiera de lo que significa el propio lenguaje.
medium_koeman4.jpgComo nacido en Barcelona, desde el gol de Koeman en Wembley a los de Eto’o y Belleti en Saint Denis, no puedo dejar de gritar: que visqui el Barça, i que visqui Catalunya! No escribí en el blog al respecto de toda esta gran temporada barcelonista porque llevaba dos años y medio (desde que la era Laporta empezó a centellear) siguiendo a este equipo que ahora que deslumbra a cualquiera y por todas partes surgen culés (con tan buen criterio que hay quien asegura que Larsson debiera ser titular antes que Eto’o…), y como buen abogado del Diablo, no es momento de añadir nada más a lo que ya se dice y repite. Eso sí, me hierve la sangre y hasta se puede ver el vaho carmesí burbujeando sobre mi cabeza cuando la prensa deportiva de Madrid hace su “trabajo”… pero de la prensa deportiva no hablaré ahora porque cuando me hierve la sangre no puedo sintetizar y no es este el lugar. Pero sí que es imprescindible decir que -pruebas fehacientes las hay, si bien no conservo un memorial de injurias- el año del Estatuto y la brillantísima temporada del Barça han unido a la prensa madrileña y al madridismo militante en una ridícula campaña donde “por cojones” se ha restado crédito a los méritos culés (hasta el límite de lo decoroso, y a menudo sobrepasándolo) y se ha hecho una absurda capitalización de las fantasmales recuperaciones del REAL Madrid, del todo utópicas, que se han ido desmoronando una tras otra hasta llegar el día en que su presidente escurre el bulto y entonces el tema clave es la nueva presidencia; y todos ansiosos por el nuevo ciclo, y ahora que si viene Wenger, que si viene Capello, que si (JUAS) Kaka se siente honrado por el interés del Madrid. Y ahora que llega el Mundial: que Ronaldo se va a lucir, que va a ser de los más importantes, que Raúl tiene que jugar… menudo desperdicio de saliva y tinta. Pero ya se me han ido bastante los dedos con el asunto. Pues bueno, ya sólo por joder, espero que haya Barça y autonomía catalana para rato.

medium_01d18may06.jpg


medium_seleecció.jpg¿Me gustaría que hubiera una selección catalana? Sí, me gustaría, igual que hay una selección escocesa o una selección galesa, y probablemente rendiría a un nivel decente, porque al menos no les temblarían las piernas como a Cardeñosa o Salinas en los momentos trágicos, si bien, no se puede negar, momentos como éstos habría menos porque cuantos más seamos más reiremos y la calidad de la selección española es superior a la que tendría la catalana. También hay que decir que quedaría bien mermadita la selección española por su parte, en caso de crearse una selección catalana. Así que, por el espectáculo y el fútbol, ya me está bien así, pero por joder a los miserables (ahora me resuenan en la cabeza palabras como “sí, claro, y una selección catalana de canicas también”) y por afirmar los derechos de nación a las naciones, me gustaría ver una selección catalana.
Pero no hay una selección catalana, así que no pienso animar ni a los árbitros, ni al viento, ni a Togo. Animaré a la selección española, y olé por cada gol. Un mundial de fútbol, como el caviar, no se prueba todos los días; más bien cada cuatro años, y es un espectáculo que no pienso perderme y en el que, teniendo como tenemos una representación decente (al menos a cuartos llegamos, digo yo) disfrutaré hasta donde llegue con quienes representan mis colores. Pero de eso toca hablar en su debido apartado…
medium_seleccion--200x160.jpg

11:45 Anotado en Actualidad - opinión - "política" | Permalink | Comentarios (0)